Así de catastrófico:
o voy huyendo
de las tropas espinadas
que quieren escabecharme
o voy
a la búsqueda del viento silvestre
que se reconoce chúcaro
y vibra con el choque de las hojas
y las ramas.
Si de mí dependiera
el viento y las tropas
deberían impactar entre sí
o contra las micas del camino
y su numeración habitual.
Como no depende de mí
mientras corro los colores se destiñen
y una parte de mi piel se endurece
obligando a mi corazón a no gritar
a no develar el desenlace.
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