Tu piel ya consiguió
eclipsar la luz
de un cuarto sobrio.
Lo que empañarás
al ser saliva protagónica
será otra tonalidad en alza,
ojos en hipnosis, dedos
que no quieren
sedas vulgares
sino el acorde de lo erizable,
la gota que llena el vaso pero
no acaba con él,
lo deja
recibiendo
y dando
satisfacción
retorcida.
Al fin y al cabo
luna cuyo eclipse supera cualquier
retórica, sol pervertido
que me quema,
me funde
y justifica sus alardes.
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