Por más que digan otra cosa
el grito no está en el cielo
ni el cielo en el grito:
más bien lo que hay
es una decodificación errónea
de señales terrenales
y exageradas
que no desembocan en nada
que no sea el gusto tóxico
por confundir lanzando
ácido muriático desde la saliva
que mancha el piso con grietas,
ese que motivó el grito en el cielo,
del que ya nadie quiere oír hablar
por culpa destas señales
contrariadas.
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