Sinceramente no me veo como anfitrión de lujo
ni como jefe de hogar luciendo
la jineta severa en la mirada
ni como líder revestido de estrellas
y medallas graduales.
Sólo puedo posar (si es que llego a eso)
como el habitante de un cuarto trizado
o el que junta piezas retorcidas
tras conseguirlas al borde
de una zanja generosa donde algunos botan desde muebles
hasta sus ilusiones traicionadas. Un destino como el mío
se desgasta y se desangra. Se sabotea y se vuelve
enigma manchado con grasa, polvo
y palabras incompletas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario