Cuando uno piensa en casos de poetas franceses nacidos en Latinoamérica, el que más se me viene a la cabeza es Isidore Ducasse, alias el Conde de Lautréamont, llegado a este mundo en Uruguay, pero fallecido apenas pasados 20 años de vida. Y también vale la pena tener en cuenta a Robert Ganzo, francés de padres que viajaron de Port-Saïd, en Egipto, a Venezuela, que allí es donde nació, en 1898, un personaje que estuvo combatiendo en la Segunda Guerra Mundial, como parte de la Resistencia contra los nazis, hasta que fue detenido por la GESTAPO. Su hoja de vida destaca que fue dramaturgo, bailarín y dueño de una librería. Ganzo se caracterizó por publicar plaquettes, forma de difundir su poesía sin hacer tanto ruido. Solía juntarse con varios de la primera línea del surrealismo como André Breton o Paul Éluard. En 1990 recibió el Gran Premio de los Poetas Franceses, entre otros reconocimientos. Cinco años después fallece, a los 96 años. Uno de sus momentos más destacados de su obra en verso es LESPUGUE (L.F.P., 1940), poema largo con estrofas de 8 versos cada una, cuya edición príncipe tenía ilustraciones de Jean Fautrier y Pablo Picasso. El francovenezolano se inspira en una antigua escultura conocida como "la Venus de Lespugue", ya que fue descubierta en ese lugar de Francia. Ese misterio que habita en la figura lleva a Ganzo a desarrollar un texto que alcanza la dimensión mística del erotismo. Donde la figura de la Mujer (así, con mayúscula) como compañera, como fiel cómplice, como recuerdo de donde todos venimos y de la nobleza que sobrevive a cualquier catástrofe se esculpe en cada rincón de este mundo, con sus recovecos y planicies. Tus ojos sabios en paisajes/yo los aprendo esta mañana/incólume a traves de eras/y alcanzados para siempre, declama este Adán atemporal que siempre valora lo que su complementaria va dejando. Incluyendo esa certeza: Estarás en las luces de ámbar/de nuestro asilo amortajado,/viva después de nuestro polvo/como una presencia encerrada,/cuando rindamos nuestras partes/de brisa, de onda y de humareda. LESPUGUE es una joya de la poesía francófona, comparada con el CEMENTERIO MARINO de Paul Valéry. Para escribir esta reseña tomo en cuenta la traducción hecha por el argentino Rodolfo Alonso, aparecida en la revista mexicana Alforja, durante el otoño de 2007.
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