Apenas salgo tras dejar la puerta con doble llave
una luz vista de improviso deja pasar un silbido
cargado de tibieza que roza sin avisar a tres
árboles grises a los que les ha costado sacar hojas
más claras en estos meses
carentes de luz firme
carentes de humedad frecuente
carentes de ramas optimistas
carentes de un viento que les deje
algún susurro creíble puede que mi ánimo se haya mimetizado
con el de esos árboles carentes
y por eso estas señales de luz sonido y aire tibio me erizan
la piel tan endurecida
tan ansiosa por recibir otras señales
que no se parezcan a las de los cobradores
o las de los espías vomitivos.
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