Este banco de madera
ya no será el mismo
desde que tu cuerpo
(ensamble de gestos
clavando banderolas
a golpe de miradas)
vino y fue calor,
colocó la luz torciéndola
y talló relieves suaves
que son el mejor testimonio.
Yuliett, no eres ya
una visitante más: eres
el cuerpo de ese sueño
traspasado en el viento,
oliendo a esa ternura.
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