un día de tocarte
queda flotando como gota
como caligrafía ingrávida
deseosa de encontrar su repetición
ese reverbero que resuena
proyectado en el camino
tras la última vez de estar
en tu piel juguetona
que domina
la mía
y tiene todo el derecho del mundo
a reventar en colores
en ondas
de abstracciones
imperantes.
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