Procura que el infierno y sus amigos y parientes
no te lleguen a morder los pies
o a invadir tus pasos rutinarios.
Si eres capaz de sacarle varios cuerpos de ventaja
verás cómo el infierno se desvanece de a poco:
deja un olorcillo a azufre por un rato
pero luego el peligro disminuye. La alharaca
condenatoria no pasa de una figura cercana
a la publicidad engañosa. No tiene representación
ni en la alcantarilla.
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