Cuántos esquemas tendremos que romper
para llegar a ver el campo enlazado con el cielo,
cuánta papelería cargante tendremos que soltar
para deslizarnos hasta las cascadas triangulando
y circulando desvestidas, eso nos preguntamos
mientras las catedrales lanzan rayos cruzados a favor
de la penitencia marmórea, señales terribles
que sólo merecen disolverse.
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