Pasando en mi estado flotante los descoloco
en medio de un silencio que me ve tan cocoroco
y en el mismo gesto ellos se descolocan,
miran hacia su estrechez, su poca
apertura de puertas, su rígido foco
travestido de lógica suprema que si lo toco
se derrumba más fácil contra las rocas
que exageran la llaga, esas gotas.
Llegando y yéndome, flotante me coloco.
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