La idea de ruptura es una pieza
a la que se le llueve el mobiliario,
muestra la imagen de un triste rosario
que ha perdido de a poco la cuenta
de las veces que se hizo ya muy lenta
la espera por un milagro en glosario
certero, pero el régimen bancario
se hace el que no sabe ya la cuenta,
ni que las sillas perdieron sus patas,
ni que el Jesús cambió su crucifijo,
ni que el pabellón patrio huele hediondo:
abandonados vamos como ratas
rumbo a comernos al padre y al hijo,
todos perdidos, rotos hasta el fondo.
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