Por más ruido y más ruido que nos cuelen
como oferta y demanda, como
jolgorio y tormento, como soleada
capa y lluvia puntuda, como cara
y sello de una moneda gastada
y oxidada, se ha de buscar
el silencio como textura o droga,
como estado de ajuste, reducto
que en el mejor de los escenarios
llega como perla diminuta y se expande
alado rumbo a una comprensión
más allá de la comprensión, onda
media que titila frente a algunos
que quisieron escapar del runrún
y brindan por esta contraposición
válida digan lo que callen.
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