hoy como cada día primero de mayo
los kioscos no entregan el diario
porque los diarios se toman feriado irrenunciable
y sus fachadas exhiben revistas viejas
chocolates baratos y dulces minúsculos.
hoy el titular imaginario vendría a ser
que el arsenal de caramelos humildes
prepara una invasión sin tregua
a los cuarteles cuarteados por la decepción
y los campos expropiados por los gordos
que enfatizan su poder vestidos de villanos.
su revolución coqueta será como nuestras caricias:
permanente, sólida, con mensajes
que no darán lugar a promesas acartonadas
o a las camisas añejas, con cañones disparando
sustancias y merengues dispuestos a dejar
que el trabajo sucio no esconda su huella sino que
la exponga a la luz pública -eso pienso mientras
el del kiosco me pregunta si voy a querer calugones
o unos dulces con ron barato.
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