Nunca volamos en esa alfombra
en ese cuarto piso donde conversamos mucho
y sin embargo
la seguridad de tus ojos clavados y cálidos
con esa camisa y esa corbata
(que no desvían mi atención sólo la enfatizan)
me dieron el material preciso para seguir
escarbando en los dibujos imposibles
en las nubes inestables con las que te llegaste
a identificar
abrigada y vulnerable a la vez
queriendo ser amiga del delirio
regalándome ese tiempo
que seguirá creciendo en tu patio
el que imagino cuando pienso en esos días.
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