poco y nada
(a menudo más nada
que poco) se puede hacer
cuando oriente
y occidente se ven
tan lejos y tan
dolorosamente cerca
como una mancha de aceite
y sangre que se mezclan
con los árboles y los edificios
con las palabras y los silencios
con las lágrimas incontenibles
con el miedo que no cesa.
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