Las monedas lanzadas
al azar no deciden
ningún resultado conocido.
Son arrojadas por ociosos
hacia la plaza de las palomas
y los señores cansados.
¿Cómo leer el escenario
de la victoria fluorescente
o del hierro derrotista
si esas monedas sonoras
representan sólo los restos?
Ninguna fortuna hay allí.
Las monedas caen de canto
y sólo expresan la miseria de quienes las tiran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario