Alguna vez fuimos perros
barnizados por un sol sobrenatural
poseedores de un apetito extraño
cuyos colmillos brillaban más
que ciertas joyas arrancadas
de las selvas más mafiosas
videntes a tiempo completo
que no dejaban escapar
chance alguna para contarle
a los otros sentados en la orilla
que venían a golpearlos con palos
Alguna vez fuimos eso
y hoy somos apenas costras con patas
de muelas con caries de olfato extraviado
casi ciegos casi sordos
despreciados por la multitud.
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