El que arroja piedras
densas
a su imagen temblorosa
en el charco
adelanta
una parte de su muerte
sólo
una parte
la más obvia
la otra se queda en incógnita
en dibujo para los investigadores
en palabrería ensimismada
para los que creen conocer a alguien
pero
nunca profundizaron en la turbiedad
de la cabeza yéndose
del cuerpo
colgado de una cadena tácita
de recibir piedras cuando se pedían caramelos
del titanic
enclenque
que es hundido
por cualquier cosa que no sea
un vulgar iceberg.
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