MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: a una chica que pinta en un bandejón de mi barrio

Me causa una impresión fabulosa ver, en estos días de febrero, a una muchacha pintar motivos un tanto esotéricos y muy coloridos sobre una caseta ubicada en un bandejón de Walker Martínez, comuna de Quinta Normal. Un tramo de la Autopista Central pasa por esa avenida (la culpable de que el local de Supermercados Montserrat sólo tenga un estacionamiento de vehículos a su lado; era mejor la cosa cuando existía un pasillo con locales comerciales, maldito progreso, aajjj), en cuyos rincones más de un sector ha recibido el tratamiento artístico que se merece; incluso se pueden ver collages con espejos redondos. Así, no se corre el riesgo por el momento de volver a ver, ni Dios lo quiera, una esvástica nazi dibujada, o un desagradable pene (¿qué motiva a ciertos idiotas a dibujar falos?; me cuesta entender, Carolina Nissen dixit...). El arte puede estar en la calle, sí puede; por algo en su momento aplaudí cuando en la citada Walker Martínez se pintó un retrato de Salvador Dalí, o un mural que homenajeaba a Iron Maiden en Augusto Matte.