Sacar a bailar a las palabras
en esa pista que mezcla
arena, hielo y hojas deformadas
por el viento, dejar que
se deslicen a ratos con
suavidad a ratos con leve
turbulencia, que vayan
de un lado a otro de la pista
como figuras que uno va
soltando como si nada, como
si todo el descalabro de allá afuera
no fuera tan jodido, el piso
ya está hasta la tusa de jodido,
uno suda y no da crédito a lo hecho,
las palabras bailan en un soplo,
el mundo las digiere como puede.
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