Calor de lo que se aparece como viento
silbando justo en la oreja
antes de doblar por la siguiente esquina
no te olvides de quedarte en mi desorden
aunque esté polvoriento
descuidado
difumina mis proyectos de lágrimas
y déjame erecto sobre el campo
torcidamente magnético
que se alisra para ser
cada
vez
más
frío.
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