Si miras por querer hablar boberías
por buscar detalles ridículos
por encontrarle cinco patas al gato o al perro o al cartero
mejor no vengas mejor
dedícate a vender santos de utilería
o pelotas con la cara de un predicador
esta ventana no desea romperse en pedazos:
desea brillar en los ojos del que sabe mirar.
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