La libertad que esperas
la esperas siendo libre. Yo por mi lado
digo igual que el Gordo Lanata
que no puedo ser todo lo libre que quisiera
ya que mi figura debió transitar
por un sendero de vidrios molidos
cuya bullaca representa
el peso de los días que viví
con pobres gentes imponiendo sus términos
emborrachándose y volviéndose energúmenos
a los que no se les puede decir
nada de nada, porque creen
que cualquier gesto nuestro es
una falta de respeto. Qué va:
ha llegado el momento de perderle el respeto a las figuras
de hierro que gozaban con oprimir
y cantar nuestra libertad justa que esperamos
sentados frente a este muro lubricado
con la orina de los que han luchado bastante.
Ganas no nos faltan,
tiempo probablemente
tampoco.
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