para Pía Zamora y Nathalie Nicloux
Estamos de sobra informados en torno a las próximas citas internacionales, que incluyen a Iron Maiden ofreciendo sus clásicos heavy en el Club Hípico (este domingo, para ser más exacto), la esperada venida de Radiohead (shows trasladados de San Carlos de Apoquindo a la Pista Atlética del Estadio Nacional, 26 y 27 de marzo), y el Pepsi Fest, con una paleta de sonidos muy variada, desde Peter Gabriel hasta Kiss, pasando por Molotov, The Academy Is..., Blondie y Sonic Youth. En la velada del día 25, el Movistar Arena tendrá, en el marco del festival ya nombreado, a Chris Cornell, y también a Mike Patton, haciendo quién sabe qué locuras junto a Zu, formación italiana que ha tocado antes con Joe Lally (ex Fugazi).
Vale detenerse, porque así lo vale, en el historial de Mr. Patton, presonaje excepcional en la historia del rock, y de la música en general, si no exagero. Como cantante, capaz de ir y venir entre los gritos más ezquizoides y las armonías más pulidas. Como frontman, quien mantuvo en pie a Mr. Bungle y Faith no More, y continúa con Fantômas y Tomahawk. Como dueño del sello Ipecac, poseedor de un oído muy ecléctico para incluir en su catálogo al neoclasicismo de John Erik Kaada y la electrónica de Mouse on Mars, por ejemplo. Y ni hablar de su proyecto Peeping Tom, cuyo álbum de 2006 tenía colaboraciones de Dan the Automator, Bebel Gilberto y Norah Jones, entre otros. Y si estiramos las referencias, citemos por último la insólita reunión con el austríaco Fennesz para el Primavera Sound de Barcelona, en 2007.
Y vale más, mucho más, insistir en lo que nos dejó Faith no More, la formación más popular de Patton. Para eso, revisemos ANGEL DUST (Slash/London/Polygram, 1992), disco aparecido un año después de su show en el Festival de Viña (¡y con Mike agarrándole el culo a Antonio Vodanovic!); para esa época, nuestro hombre comenzaba a cantar mucho mejor, poniendo los matices que hoy mantiene. Completaban el elenco de FNM: Mike Bordin (batería), Billy Gloud (bajo), Jim Martin (guitarra) y Roddy Bottum, quien con los teclados abre las brechas melódicas, que a lo largo de ANGEL DUST se complementan con la furia del mejor hard rock alternativo. Como pruebas favorables de todo lo anterior, escúchense el recordado single "Midlife crisis", el vals perverso de "RV", la bofetada distorsionada de "Malpractice", el escupo con ayuda infantil de "Be aggressive" (¿de dónde sacaron esos chiquillos?), las risotadas terribles en "Land of sunshine", el aliento cambiante y descolocador de "Crack Hitler" y el desarrollo de "Jizzlobber" (parece un reverso de "Epic": al final sólo queda un órgano digno del Fantasma de la Ópera). Cierra la función la relectura de "Midnight cowboy", original de John Barry. La producción fue asumida por la banda, junto con Matt Wallace, grabando todo en San Francisco, California. FNM, tras esta polvareda nada angelical, agregarían a su catálogo KING FOR A DAY, FOOL FOR A LIFETIME (1995) y ALBUM OF THE YEAR (1997), para luego separarse. Eso sí, se reunirán pronto en un festival inglés, puerta que se abre a los que cabecearon y gozaron con Patton y cía. durante los noventa. Pero mejor no olvidemos el presente, que nuestro hombre viene a hacer lo suyo, y como sea se le brinda el máximo respeto.
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