Falta una semana para que Radiohead visiten Santiago de Chile. A fines de 2008, cuando se anunció esta presentación, el interés fue inmediato: era cosa de fijarse en el colapso del sitio web donde se ofrecían las primeras entradas. Inicialmente, el lugar para estos dos conciertos iba a ser el Estadio San Carlos de Apoquindo, lugar que, lo dije acá mismo y lo mantengo, le queda lejos a cualquiera. Ahora, que falta pocazo, se cambió la locación para la Pista Atlética del Estadio Nacional, más accesible que el coliseo cordillerano.
Reconozco que soy uno de los que no podrá ver a Yorke y los demás, y por lo mismo espero que los ya listos lo disfruten y lo aprovechen. No lo dudo. Mas no dejaré escapar la chance de hacer acá mis garabatos (que no puteadas, lea bien) sobre los Cabeza de Radio, en los días previos. La trayectoria radioheadiana, si hiciéramos el ejercicio tipo charla profesoral, podríamos dividirla en cuatro etapas: 1) la carnal y guitarrera, noise pop que la llaman (PABLO HONEY, 1993; THE BENDS, 1995); 2) la fase relativamente conceptual y lírica que conforma el clásico de clásicos OK COMPUTER (1997); 3) la conceptualidad radicalizada con abrazo maquinal (KID A, 2000; AMNESIAC, 2001); y 4) la etapa de síntesis, el picoteo certero de todo lo anterior, rastreable en el ninguneado HAIL TO THE THIEF (2003) y en el reciente IN RAINBOWS (2007), largo que estuvo en la discusión del mundo entero por su distribución inicial: uno lo descargaba, poniéndole precio (ojo: la idea la mencionó antes Rubén Blades), algo que no siguió adelante, ya que firmaron con XL para editarlo en formato físico. El punto común de toda la obra de Radiohead es esa capa melódica y melancólica, esa forma rotunda que, mire Ud., ha servido como palo de agarre para una camada de bandas: Coldplay, Travis, Doves, Starsailor, Muse, Elbow, Keane... Todos ellos han tomado la parte amable de los de Oxford para quedar muy monos, con harto premio, buena venta y buena rotación radial, en mayor o menor medida. ¿Y hay algún grupo chileno que les deba? Bueno, cerca andan Golem (que, si me apuran, ellos debieron ser teloneros de Keane, y no el latero de Pancho González), y un poco más Jirafa Ardiendo, sin olvidar los giros que Mecánica Popular, donde estuvo Manuel García, daba, maridándolos con la trova a lo Silvio. Se está cada vez más cerca de experimentar eso de ir a la felicidad por el descontento, la angustia intrincada, el arcoiris decolorado (¡como el de la Concertación!). Radiohead se sentirán como en su casa.
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1 comentario:
Nos vemos en el Golden Circle.
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