Para Ángela Contreras
Cosa rara como 1.300 cosas raras de mi vivir
que aunque no tuviese pensamientos arribistas
en exceso dejara en un rincón
del cuarto en el que dormía
un poster en papel couché
(el cliché sedoso que atrapa
al ojo y al tacto sin más) de una actriz
que hacía de cuica mimada en horario estelar.
Cosa rara sigue siendo, pero todavía la actriz
me produce un interés particular, sin
caer en la papeleta stalkeriana
-que eso ya sería dañar el cuadro
sin asumir los daños. La actriz
sigue viviendo de sus rentas, uno vive
del espíritu traslúcido suyo
simbólicamente.
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