Ese
o
ese: menudo lío
el de ver quién ha de salvarse para seguir
poniendo todo sobre la mesa
(incluyendo su corazón),
y quién tendrá que quedarse más solo que un dedo
al borde de hundirse, al borde de una crucifixión
(cuando la ficción corriente deviene
en realismo sucio, en sucesión
de tajos y botellas rotas).
Así que el llamado de las tres letras
más bien suena a alarma cruel,
la cual no busca
salvarlos a ambos.
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