Pongo el dedo donde alguna vez
existió la llaga, donde hubo espinas
totalitarias, y realmente
deseo que ese rincón maltratado
sea abono para otras flores. Así
es como yo pienso en reencaminarme
para que la cosecha tardía
de toda clase de destellos me siga
guiando mientras en otras sendas
se inundan cuadernos o se rompen
los cristales de los templos ambiciosos.
Que lo que sale más tarde
no se pierda entre los buitres
-que mejor sea rozado por
palomas y cuervos de alma limpia,
aves capaces de unirse en honor
a la cosecha tardía cuya luz
no falla y hasta su sombra
entrega más luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario