PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: Mika Martini y los murmullos de una civilización que bien pudo existir

Detenerse por un momento a pensar cuántas veces hemos renegado de manifestaciones culturales materiales y/o intangibles de seres que habitaban el mismo terruño donde despertamos, comemos, caminamos y tomamos decisiones (micro y macro), bloqueando por todos los medios la chance de dialogar con ellas, de ver los puntos en común y las diferencias concretas, creyendo que lo que existió antes de nosotros era una marcianada sin patas ni cabeza, algo inalcanzable.

Ay. Eso resulta un verdadero desafío para mentes incapaces de aprehender al 100% que estamos en territorio mestizo. El cocimiento de la hibridación pura y dura, América le llaman. Esa clase de cosas se le vinieron de seguro a la mente a Hugo Espinosa, el Mika Martini que ya conocemos, para elaborar un tratado sónico sin retórica pomposa ni nada parecido, a base de buen digital noise: cascadas, clicks, glitches y murmullos intervenidos. LOS HANOISH Y OTRAS SUBCULTURAS EXTINTAS (Pueblo Nuevo, 2012) es el score de un pueblo imaginario que bien pudo existir, con sus "Canales de piedra y canoas de piel", sus minas de sal, sus ríos subterráneos, sus ritos, sus lluvias; todo estructurado a partir de ciertas pistas que se habían acumulado durante la grabación del disco KULUANA (2009) de Lluvia Ácida, donde el dúo magallánico ponía fondo sonoro a relatos del pueblo yagán leídos por Úrsula Calderón (cuya voz efectivamente se altera acá), una obra donde Martini las ofició de productor e intérprete adicional. Gerardo Figueroa pone en su texto de introducción al álbum que lo de Mika se parece al ESKIMO de The Residents, ya que allí también esa banda urdía música en torno a una civilización imaginaria. Todo este artefacto asombra, pero no produce empacho, ya que no pasa de la media hora (créanme), y además incluye un video clip para "La migración de los Pachacampanac", gentileza de DJ Fracaso. Muchas gracias a todos quienes me han enseñado a oír y a quienes han sabido escuchar, escribe Mika Martini en los agradecimientos. Igualmente, maestro.