PAPELERÍA (o poesía): Cuando dos dejan de ser dos

Piloto y Copiloto son dos bobos que conocen muy bien su rol
en esta jungla rasposa, dirigiéndose a cada estación
con las certezas a flor de labios. Eso, hasta que en una tarde
su bólido se parte en dos mientras avanzaba por una pista cualquiera.
Tanto Piloto como Copiloto se desvían groseramente, cegados
por el sol de enero, incapaces de encontrar el hilo para un avance
autónomo y natural, llevándose las manos a la cabeza (el gesto técnico
de los derrumbados), sepultando a velocidad de crucero su urdimbre de identidad. De Piloto
y Copiloto, por el momento no se sabe nada nuevo -o es que lo nuevo
(al menos en sus crepitaciones positivas)
pasa de largo ante
dos elementos que exageraban su adherencia como dos gotas insípidas.