Acabamos de asistir a una clase maestra
del mismísimo Profesor Jirafales, quien
en vez de fumar su puro acostumbrado
se fumó el ramo de flores que iba a regalarle
a Doña Florinda, empapado
en las aguas de jamaica que guardaba el Chavo.
Quién se iba a imaginar
que el Maiztro Longaniza se olvidaría del amor
con una lucidez fuera de toda norma.
In memoriam Rubén Aguirre
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