Santiago de Chile podrá difuminarse
con el aire tiznado de promesas y decepciones
o conservar sus grietas
sobre las que se escriben los lemas precisos
pero todavía
digo todavía
saca unos cuantos pétalos de reserva
algunos fragmentos de libertad
que nos toman del cuello
o por la cintura
apareciendo del verde suelo del gránulo armónico
o de las manos que cargan con las comidas
y bebidas que se sirven
En un rincón cualquiera se escribe un capítulo más
o se ejecuta mientras la luna
sube a dejarse envolver por el aire de febrero
que refunda el placer de Santiago de Chile
esa ciudad que a pesar
de los escupos tóxicos
y las botellas rotas
quiere seguir escribiendo su historia
con nuevas capillas heterodoxas
con vasos llenos de su estampa
y con más caminantes que la recorran y encuentren
motivos para no abandonarla.
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