Un poco de sarcasmo con salsa de chocolate
nos viene bien de vez en cuando
como una forma de nivelar este oxígeno
cruel que bloquea incluso estas paredes.
Lástima que después lleguen esos soldaditos de lata
que piden ensalada de amenazas
y destilado de veneno con azúcar
y terminan metiéndonos en una nube
de malos pensamientos.
Apenas
logramos salir escupiendo
y sangrando un color muerto
que es el color de los días peores
que esperamos enterrar.
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