Así vamos del amor al odio
y del odio al odio
que es como un barranco
que sólo emite un eco
ronco
doloroso
que no separa nada
y en su confusión descarnada
no quiere saber de nada más
porque el que sabe corre el riesgo
de ser visto como el valedor
de esa miseria patética
merecedor de una paliza que no libera
sólo agranda el abismo cuyo arquitecto
es su majestad
el odio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario