01 diciembre, 2020

PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: un nuevo rompecabezas

ARCA - Kick I (XL, 2020)

/IDM latina (y perreable)/ Tras el impacto de un ARCA (2017) que fue un ejercicio post pop donde las líneas sintéticas iban generando un telón desconcertante para la expresividad que tomaba la tradición melodramática latina (pistas como "Anoche", "Desafío" o la ya icónica "Reverie") y la remojaba en vanguardia, Alejandro estaba pasando a otra fase, la de ser Alejandra Ghersi, de ir por los rincones como un ser no binario, dando muchísimo que hablar por unas actuaciones en vivo que incluían el uso de un caño de club nocturno como sintetizador, y también derramamientos de sangre artificial. Así se podría ver a la venezolana como el émulo electrónico de los espectáculos de shock rock ofrecidos en otros tiempos por Alice Cooper, WASP o el reverendo Marilyn Manson. Afortunadamente, en Doña Arca la música siempre está en un primerísimo plano, negándose a congelar sus hechuras: no deja de moverse y de impactar. Al inicio de este 2020, la que produjo en otras ocasiones a Kanye West o FKA Twigs entregó una mixtape de una hora como @@@@@, estrenada en una emisora online; allí estaba la sensación de escuchar una emisión desde una radio pirata, parecida a una banda sonora del mundo hecho pedazos, concebida como un tema largo pero que igual se puede subdividir en varios fragmentos. Eso era sólo el plato de entrada que daría paso al plato fuerte, este KICK I que es un trabajo que mantiene algo del aliento radical de XEN (2014) y MUTANT (2015), con una intención variopinta que deja entrar material como "Calor" o "No queda nada" (¿una nueva "Piel"?), herederas del quejío encontrado en ese álbum anterior, un ejercicio de synthpop más calmo como "Time" o el hip hop retorcido de "Nonbinary" (¿alguien dijo declaración de principios?) o un "Watch" con Shygirl. Pero aunque esto sea IDM de nueva generación, y se haya grabado entre Londres y Barcelona, esta inteligencia no renuncia a su sabor latino, y nos presenta giros y contorsiones en las que el reguetón deja de ser la obviedad rítmica y pasa a ser la alucinación que nadie espera, con textos muy pintorescos y encantadores. Al menos en "Mequetrefe" (desde el Ricardo Arjona de "Amor de tele" que no se escuchaba tanto esa palabra en una canción) y "Riquiquí", que también nos mete la pregunta de si Aphex Twin o Squarepusher hubieran sido capaces de conseguir eso mismo. Alejandra no se olvida de invitar a su amiga Björk para que entone versos de Antonio Machado en "Afterwards", introduce a la inobjetable Rosalía en "KLK" (léase "qué lo que es") y en "La Chíqui" une fuerzas con Sophie, otra jugadora clave en los campos magnéticos del pop desfigurado. Y si hablamos de sorpresas, en esta patada certera cuela su lectura trapera y queer del "Quiero una chica" de Latin Dreams, esa misma que Sebastián Yatra y Guaynaa regrabaron, pero rebautizada como "Machote". Se corresponda eso o no con los deseos de ella en su vida afectiva personal, es otra pieza de un rompecabezas que rompe esquemas o los deja envueltos en una capa sólida. Arca, en la portada de KICK I usando esos zancos que eran del video de "Reverie", promete prolongar esta saga con otros volúmenes que tendrán su profundización en el hip hop o en las composiciones para piano (¿recuerdan "Century"?). 

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