Suele empujarlo a uno
un otro que también es uno mismo
cuando está bostezando o borroso, y le dice:
-Mamerto,
a ver si tu árbol alegórico se deja de secar,
ya deberías botar esos papeles de una ilusión vaga
disolviéndolos en ácido, la ropa sucia
se acumula en casa y ese fuego residual puede
ser acaso reinventado. Todavía puedes dar vuelta
el marcador de una tarde mustia.
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