Monserrat Bustamante era una muchacha que participó en aquel espacio buscatalentos de TVN llamado Rojo, cuyo debut discográfico, LA CHICA DE ROJO (2003), la mostraba como una intérprete de pop latino con tintes a lo Thalía, un arquetipo sumamente chulo para mal, trilladísimo. Si se acuerdan de "Corazón bandido", uno de sus singles, entenderán mis apuntes (a pesar de todo, sale airosa todavía su cantada del standard ranchero-merenguero "Yo sin tu amor").
Monserrat Bustamante ya no es esa Monserrat. O sea, se cansó de que le dijeran qué cantar o cómo vestirse o desvestirse. Ella ahora es Mon Laferte, una chica de pintacha deliciosa: labial marcado, ropajes glamorosos, medias corridas, tatuajes varios y una sonrisa tierna. En cuanto a la música, esta fan de Björk se vale de un pop rock ligero y entrador a la primera, para darle y darle a sus letras de amor, desamor y lujuria, todo eso presente en DESECHABLE (2011, autoedición), disco grabado en México, país en el que ha vivido últimamente, autoproducido con ayuda de César Ceja, quien también es coautor del grueso de los temas. Cuando DESECHABLE corre en el reproductor, salen ecos de muchos referentes, lo cual no me molesta tanto. Así hay partículas de Lomofilia ("Soy"), Avril Lavigne ("Culpable"), la Katy Perry de "Thinking of you" ("Él"), la P!nk confesional ("Desechable"), Alanis Morissette o Natalia Lafourcade ("Depresión", donde canta: Me han cortado hasta la luz/Desde que me faltas tú; je je). Mon sólo pierde los papeles con un artefacto como "Te quiero", penúltima traca, cuyo inicio Smashing Pumpkins tiene gracia, hasta que esa melodía y esa letra tópica lo echan todo a perder; dicho de otro modo, el tufo Kudai matando las pasiones. Ahora, si hay highlights, los hay en cuatro tracas: "Un solo hombre no puedo tener", de ritmo Cansei de Ser Sexy y letra sobre tener que asumir un perfil promiscuo; "Te vas", incursión blusera donde la chica toca la armónica; "No", de coraza sensual a lo Goldfrapp y coro explosivo; y "Tóxico", más lujuria todavía, con acelerón rockerazo, un caramelo con licor que parece descarte de las recordadas Ruch, por qué no decirlo (para prolongar el goce, recomiendo buscar en YouTube la remezcla electrohouse efectuada por Zain Cervantes). Mon Laferte y su cancionero nada desechable merecen mis sinceros apapachos (que me disculpe María Kasuki), y por eso he de asistir a su última actuación en vivo antes de retomar su Mexican life, que dirían CatPeople (habiendo cerrado su trabajo como jurado de Factor X Chile), el sábado 23 de junio en el Club Chocolate. ¡Que sí, güey!
www.monlaferte.com
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