15 abril, 2009

PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: "esta es para vos, Robert Smith..."

A la manera en que las Kumbia Queers inician su curiosa versión para "Love song" ("Kumbia dark", en su álbum KUMBIA NENA!, de 2007), me cuadro para saludar a ese hombre, que este 18 de abril llegará a los 50 años, excusa perfecta para volver a hablar de su célebre banda, una que partió del minimalismo after punk, para desarrollar un lenguaje sonoro de tintes oscuros, el cual ha sabido desembocar en melodías pop de calidad y alcance amplio. The Cure, conjunto británico trascendente y en plena actividad hasta el día de hoy, posee una discografía con muchos puntos altos, entre los cuales destaca DISINTEGRATION (Fiction/Polydor/EMI, 1989), señalado como continuación de PORNOGRAPHY (1982), según el propio Robert, que para esos días contaba con Simon Gallup, Porl Thompson, Boris Williams y Roger O´Donnell como aliados. Una docena de tracks que sacan a colación la faceta más romántica del rock siniestro, regando de pura melancolía los parlantes, con armazones de notas en espiral envolvente que le dan sentido a la extensión del minutaje. Porque, aunque parezca un ladrillo estirado, DISINTEGRATION sabe y huele a obra sólida, desde que nos fijamos en la serie de temas conocidos: la contemplación sin parangón de "Pictures of you", la simple y redonda "Love song" (citada al principio), esa narración en susurro tenebroso sobre un hombre araña que no es el superhéroe ("Lullaby", versionada alguna vez por Editors), y el paseo obligado por la "Fascination Street", donde la batería se impone a rabiar, y atención con la línea de bajo: se revela como antecedente para un tema como "Sembrando en el mar" de Lucybell. Y en la vereda de los cortes interiores, entraríamos a hablar de los destellos que exhiben "Plainsong", "Close down" y "Last dance"; más adelante, caen dos canciones con la lluvia como inspiración y fondo a tope: "Prayers for rain" y "The same deep water as you" (la más extensa, superando los 9 minutos); el tramo final lo dibujan "Disintegration", la pianística "Homesick" y "Untitled", cierre que no necesita título alguno para dejar que sus acordes sigan surcando la mente, tras su escucha. Producido por David Allen y por el jefe Smith, DISINTEGRATION continúa siendo un faro confiable al buscar un disco de The Cure, y quizás no lo puedan superar, por más que Robert nos haga creer que BLOODFLOWERS (2000) era su primo hermano; ese intento se quedaba a medias, salvando algunos momentos. Por lo menos, hablando de sus últimos estertores, 4:13 DREAM (2008) les quedó mejor que el anterior, THE CURE (2004), aunque no cambie mucho la receta. Estas palabras han de servir, como decía en el prolegómeno, para honrar la presencia en cuerpo y alma de su líder, a punto de llegar a la mitad de su vida; alguien como él, que no por vestirse de negro, ponerse rímel y pintarse los labios, debe ser mirado como afeminado y/o huraño. Al contrario, Robert Smith es un hombre casado, feliz y agradable (que lo digan Maca Pizarro, por esa carta que le contestó, e Iván Guerrero, por untar su lipstick en su boquita cecuceísta). Sólo nos debe una: ¿para cuándo The Cure en este Chile gótico? Mientras responde, habrá que conformarse con ver a los Cureheads, banda tributo autorizada, que actuará el 24 de abril, en el Teatro Caupolicán.

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