MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: belleza e incumplimiento

No todo lo que internet promueve es de fiar, lo sabemos muy bien. Durante este año se promovió en Chile el certamen Miss Facebook, en vistas de la penetración absoluta que esa red social virtual ha tenido. Ya se eligió ganadora, pero esta mujer reclama que no le han entregado ningún premio hasta la fecha. ¿Hay que repartir varapalos? Si, hombre. Los "organizadores" del Miss Facebook prometían pagarle el pasaje a las muchachas de otros lugares para que se presentaran en Santiago, y una de ellas desmintió eso. Diana Valenzuela, la vencedora, todavía no recibe el premio en dinero que le corresponde, y vaya a saber si cumplen o no con hacerle un book, ese libro con fotos que las modelos presentan como currículum de trabajo, a ella y a las demás finalistas. Ustedes, chiquillas lindas, y les digo esto sacando la tortillera feminista que llevo dentro, no sé por qué se empeñan tanto en una cuestión trucha, en tiempos donde los concursos de belleza son plataformas cuestionables (¿o siempre lo fueron?), y hay que tomar la frivolidad como recurso y no como discurso, verlo y burlarlo para no convertirse en muñequitas-de-usar-y-tirar (la última palabra léanla como quieran, según su nivel de líbido), o en discípulas de Kenita Larraín para ser más concreto. Las habladurías en torno al Miss FB me dejan por lo menos el gusto de saber que existe una mujeraza llamada Claudia Ghio, ex candidata cuyo cuerpo inspira muchas sesiones onanistas, y corta el aliento. Ella sería reina de lo que fuera. You make me hard, guachona.