Una imagen que emerge
cuando me abro a tu luz húmeda
es esa en que tomas
una botella para abrazarla.
No cuesta advertir
que tu boca suave tragará
el licor y lo dejará
caer en cascadas sobre
lo que eres o lo que mi fantasía
puede concatenar. Tú
y la botella, tú y la luz
ondulada, tú y tu rica
imaginería, tú como
otra caracola de otro mar
que sueño ebrio de sólo
pensar en tu mirada
derramada sin vergüenza alguna.
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