Pudo quedar el cuadro como el llanto
del exiliado Mio Cid Campeador,
el temblor de rodillas (su dolor)
y las manos el rostro gris tapando.
Pudo quedar el trazo imaginario
de una cárcel negándome el sabor
de dar las azucenas al calor
del ritmo que no está en el calendario.
Mas pudo más la paciencia corriente,
la pasiflora tácita en la vía,
los pasos lentos que suavizan esto:
no me fui de cuerpo ni de mente,
volví bordando más redes tardías
y otros día les he de hablar del resto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario