Lo que la memoria guarda tiene
cabeza de ratón, cola de león,
sangre de androide y saliva
derramada a lo largo de esta ciudad
que cuenta las hazañas y frustraciones
de quien intentó construir castillos
sin renunciar a su hilo mental desarraigado, a su
espesura sin domicilio conocido. Esto
muerde las azoteas y odia su metamorfosis.
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