A veces no basta con poner
los puntos sobre las íes de forma directa
y corriente: se debe recurrir
a poner más puntos, fortificando
tales varas vocales como si fueran estacas,
puntas ubicadas sobre el vacío de la palabra redundante,
eso que evitará que la tergiversación como trampa
sea detectada a manera de metal cruel.
La línea cristalina así no será desfigurada:
tendrá chapa de escudo parlante ante los ojos
de los incrédulos.
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