Las paredes son de un amarillo o sepia revelador
el olor a fluidos de hace mucho tiempo
y la voluntad de la señora que atiende
arrojando perfume de rosas sintéticas
es mayor que todo lo que pasa y se va
que los calzones y los pelos liberados
y al contabilizar sus cicatrices vivenciales
no tiene rival ni nada que se parezca
en una vieja casa suspendida en medio de los vidrios frescos.
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