De la respiración del lugar queda algo de lo que
había en luces y baldosas, no están las mismas miradas
y los niños que pateaban una pelota crecieron más
que los edificios presentes, el peladero oscuro se ilumina
con las promociones del ídolo pop de las jovencitas, apenas
se menciona la marcha que pidió remover al gobernador
y su séquito de burros, los que siguen hablan parecido
o igual -léase peor, pronuncian una idea de estabilidad
muy de manual de cortapalos, utilería penosa.
Este reencuentro deprime hasta a los más salseros.
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