29 julio, 2018

CARTA ABIERTA A DEMI LOVATO



Querida Demetria:



No puedo dejar pasar la oportunidad para dirigirme a ti. De verdad.



Hace 8 años yo iba los domingos a un café que había en Alameda con Victoria Subercaseaux, al frente de un sector del Cerro Santa Lucía. El club de fans de Glee se juntaba allí, dejando que algunos simpatizantes no inscritos en el grupo participáramos de la proyección de los capítulos de la segunda temporada de la serie, la cual seguí desde que Canal 13 y UCV TV tuvieron los derechos para transmitir la primera. Yo hasta el día de hoy me considero una "nena Glee", pues el entusiasmo con que los personajes de la serie interpretaban las canciones era contagioso, llevando a las nuevas generaciones a familiarizarse con temas añosos y notables como "Don´t stop believing" (Journey), "You´re having my baby" (Paul Anka), "Jessie´s girl" (Rick Springfield), "To Sir with love" (Lulu) o "True colors" (Cindy Lauper). Durante esos domingos gleek también había karaoke con puntos: me tocó vérmelas con los Beatles ("Hello goodbye"), Haddaway ("What is love?") y Lady Gaga ("Poker face": me salió increíble, al punto que pienso que Stefani me poseyó en ese rato, ja). En uno de esos divertidos momentos, uno de los muchachos que más presencia marcaban en el club hizo un gesto al referirse a ti, Demi: acercó dos dedos hacia su boca, simulando provocarse un vómito. Como yo no estaba muy familiarizado contigo entonces, no dije nada y seguí adelante con lo que viniera.



Muchas veces me he visto llegando tarde a todo, como decía Gustavo Cerati en una canción de Soda Stereo. Y de a poco me vi también llegando con desfase a saber más de ti, a querer saber más de ti. Será que la tapa de la Revista Tú con tu sonrisa brillante me convenció por fin de escucharte, de traspasar la línea superpop de tu encanto. Me puse a escuchar DEMI (2013), álbum que yo valoré como un ejercicio de desnudez honesta y soltura gloriosa, tocando el palo semipatriota en "Made in the USA", los prolegómenos de la fiebre EDM en "Neon lights", el rollo circa Icona Pop en "Really don´t care", el preciosismo en "Nightingale", el esquema para estadios de "Heart attack", el confesionalismo sin maquillaje de "Warrior"... Sin duda, un disco hermoso. Tú viniste a defenderlo en el Movistar Arena en 2014. Respecto a los discos anteriores, me los fui consiguiendo en ferias libres y en puestos de anticuarios. Esa foto tuya con las bolas de discoteca en la carátula de HERE WE GO AGAIN (2009) es bellísima, ¡y la tengo igualmente en un poster de revista! Siempre has sido una maravilla americana. Y tal vez no hacía falta que decidieras para CONFIDENT (2015) y el reciente TELL ME YOU LOVE ME (2017) mostrar tanta piel, salir tanto con los pantalones enchulados, agarrarte a besos con una bailarina durante tus conciertos. No es que no me guste, que soy de los que más gozan y fantasean con cualquier muchacha hermosa que se desnuda, eso lo veo como un acto de generosidad, como un tributo a la naturaleza sensual y gozosa de los cuerpos, sean como sean. Es que en realidad, linda Demi, tu calidad vocal y la claridad de cada verso que haces vibrar en tus comisuras es suficiente. Ya con eso deberíamos los lovatics darnos por pagados. Aunque, es verdad, lo tuyo ha sido más sutil si lo comparo con el desbande de Miley Cyrus en el tiempo de BANGERZ (2013): eso sí es irse al chanchito sabrosito.



Sigo con lo que te cuento. Lo de tus rollos con la bulimia y tus primeros e intensos flirteos con el alcohol y las drogas lo tengo presente. También que tuviste que cancelar ese teloneo a los Jonas Brothers en el Estadio Monumental de Colo Colo por un colapso nervioso, que esa era la versión oficial del asunto. Te tenía destacada como un ejemplo de superación, alguien que a temprana edad ha vivido los sube-y-baja de la fama sin atenuantes. Como solía decir un célebre comentarista de fútbol que se quitó la vida, el gran Eduardo Bonvallet, pasaste de pato a copete de forma brusca. Las facilidades de estar en el circo de las luces son lo que son, pero también los riesgos acechan y hay que saber manejarse. Decías tú que llevabas poco más de cinco años de no consumir nada, pero de pronto la sala de teletipos que tengo en mi coco estalla al saber que tú te encontrabas hospitalizada por una sobredosis. La letra de tu sencillo "Sober" se vuelve un S.O.S. descarnado, madre santa. Unos decían que fue heroína, otros un medicamento para tratar ciertas adicciones. Sea como sea, algo andaba mal. Te subiste al pony de las presiones otra vez. No sé si tuvo que ver que terminaras con el colombiano, que allí no me meto. U otra cosa que desconozco. A veces pienso que te pareces un poco a Fernanda Urrejola, una actriz de acá que se casó adolescente, tuvo un accidente durante su etapa de nadadora que casi la deja con la cara deforme, se topó con el famoseo de golpe y cuando esperaba ser madre, perdió al bebé, y más adelante contó que fue abusada sexualmente por varios años. Fernanda tiene el tipo de mirada magnéticamente bella que tienes tú también. Y en un comercial para una marca de maquillaje se nota más ese parecido. Tú ya lo sabes, pero lo quiero decir una vez más, Demi: somos muchos en todo el planeta que te adoramos, y queremos que te recuperes. Y si es necesario cancelar los conciertos que vienen para el resto de 2018, hazlo, no importa que no vengas en noviembre, te seguiremos esperando para verte recuperada. Y esto lo piensan esas personitas que cuando lo pasaban fatal lloraron escuchando "Skyscraper" (la versión en castellano también cuenta), y la convirtieron en su himno de autoayuda, mil veces mejor que leer las porquerías (que lo son) de Paulo Coelho o Pilar Sordo. No tires la toalla, Demetria. Este mundo necesita de tu voz. No te mueras. Por más que a veces quieras enterrarte de vergüenza, todavía eres importante. Stay strong. 



Recibe este abrazo sudamericano muy hondo.



Se despide cariñosamente,



Swan Puaj Montané.-

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