11 noviembre, 2012

INFOLIOS DE ESTE TIEMPO Y OTROS: 50 años del Boom Latinoamericano literario

Durante esta semana, la Cátedra Vargas Llosa y la gente de Acción Cultural Española organizaron un congreso llamado El Canon del Boom, finalizado ayer, donde un grupo de 45 escritores y críticos hablaron en distintas instituciones del país de Cervantes (entre ellos: el propio Mario Vargas Llosa, Fernando Savater, Edmundo Paz Soldán, Rodrigo Fresán y los chilenos Carlos Franz y Arturo Fontaine Talavera) acerca de un movimiento literario que hace 50 años empezaba a hacer ruido en América Latina, un Boom que tuvo como hitos primigenios la edición de dos novelas: LA CIUDAD Y LOS PERROS de Vargas Llosa, y LA MUERTE DE ARTEMIO CRUZ del fallecido Carlos Fuentes, ambas de 1962.

Y justo cuando ocurre lo ya descrito, entre mis papeles caóticos encuentro una columna de Álvaro Bisama, publicada en la Revista de Libros de El Mercurio el 18 de agosto de 2006 (página 8), titulada "Reality", que también se refería al volumen PERSONA NON GRATA de Jorge Edwards. Bisama escribía: el boom fue el primer reality show de las letras americanas, protagonizado por autores metidos en una jaula dorada que tienen que aprender a escribir a dentelladas, contemplados todos por un público expectante. Un reality donde envejecen, mueren o resucitan para terminar incluso narrando sus memorias, todo para satisfacer a un auditorio que nunca se cansó del todo de su sangre y su escritura.

Esa postura de Bisama puede sonar muy caricaturesca de entrada, pero igualmente es válida, ya que toda esa tropa de autores, léase Vargas Llosa, Fuentes, Julio Cortázar, José Donoso, Guillermo Cabrera Infante o Gabriel García Márquez tuvieron, tienen y seguirán teniendo un "auditorio" atento. Independientemente que esta explosión de talentos haya sido inflada en cuanto a promoción por editores españoles, los aciertos de estos narradores han trascendido la barrera del tiempo, ya que sus páginas poseen matices muy bien trabajados: el realismo cubista de Vargas Llosa (o cómo mezclar a Tolstoi, Dostoievski o Flaubert con los saltos temporales de Proust o Faulkner), el desenfado de Cortázar, el barroquismo con guiños al cabaret de Cabrera Infante, la unión de muchas historias en una del CIEN AÑOS DE SOLEDAD (1967) de Gabo... También los golazos del Boom trascendieron a las posiciones ideológicas del momento: Cortázar siempre estuvo firme con la Cuba de Fidel Castro, Vargas Llosa y Fuentes se desmarcaron, lo mismo pasó con Cabrera Infante; el momento bisagra en el que las posturas diferenciadas se hicieron notar fue cuando en Cuba se encarceló, el año 1971, al poeta Heberto Padilla, por supuestamente trabajar como infiltrado de la CIA. En cuanto a los matices de reality, se puede recordar un episodio entre Vargas Llosa y García Márquez, en el cual uno le pegó un puñetazo al otro por líos de faldas que no puedo precisar. Y lo más importante: que aparecieran muchos escritores latinos de calidad le demostraba al mundo que no sólo los dictadores que oprimían a nuestra América en esos duros años sesenta y setenta debían ser atendidos. El Boom no muere, aunque lo hayan intentado matar mil veces.

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