CARTA ABIERTA A LADY GAGA

Mi muy querida y apreciada Gaga:

Aprovecho la cercanía de tu llegada a Santiago de Chile para dedicarte unas palabras, que siempre las merecerás. Cuando empecé a toparme con tu chapa de cantante, no sabía quién eras. Las dudas comenzaron a pasar de largo cuando en Radio Rock & Pop escuché por primera vez "Just dance", ramalazo gozoso con el cual pensé: ya, esta chiquilla tiene pegada, le puede ir bien en esto del pop masticable. Tiempo después, no me imaginaría que tú, Stefani Germanotta, serías mucho más que una simple ficha de ajedrez para quienes se encargan de expandir los sarpullidos cantarines desde las discográficas, las radios y la televisión. La realidad es que tú eres una superestrella, un fenómeno transversal, un motivo de discusión para moros y cristianos, una figura influyente, alguien capaz de triunfar dejando atrás los malos augurios, las señalizaciones con el dedo que siempre duelen. Creo que tengo algo de ti en mí, Gaga. Al menos lo descubrí hace 2 años, cuando estaba en una junta de un fans club de la serie Glee, participando de un karaoke donde me tocó cantar... ¡"Poker face"! Te juro que no era yo quien entonaba eso de No he can´t read my poker face, etc., realmente tu esprit total estaba en mí al momento de jugar, esos pocos minutos que dura una pop song fueron la clave para asimilar que tu universo me es cercano, aunque no me disfrace como tú ni me haga un vestido con bistecs comprados en Doña Carne (ja ja ja...). La diferencia es más real que lo cosmética y odiosamente real que nos han tratado de vender desde hace tanto. Tú eres gloriosamente diferente, bella en tu manera de acercarte al destello musical, fuertemente aferrada a tus convicciones (me hubiese gustado ver las caras de nalgas de mal asiento que los directivos pesotes de Interscope deben haber puesto cuando los convenciste de sacar "Alejandro" como single), con lo que aquí llamamos la media perso. Yo tengo mi manera de vivir mi diferencia, siendo un solitario por diseño, sociable sólo cuando las circunstancias y la nobleza de las mejores instancias obligan para bien, porque no es fácil conectar con todas las ovejitas del rebaño que piensan en la plata, en cagarse al del lado, en ostentar lujos de manera absurda, todo eso pero con trajeados comunes y corrientes, pues no soy un adicto a depender de la moda, aunque sí tengo predilección por las camisetas de fútbol, las camisas escocesas, las ídem de cotelé, los vestones y los jeans. Ahora, si le doy un poco más al asunto de los lujos monetarios, yo sé que los usas pero como un medio más que un fin, porque lo que entra al bolsillo tendrá que salir para conseguir elementos que te ayuden a seguir tu existencia y el armado de tus videos y conciertos. Quiero que tu pasada por el Estadio Nacional sea tan importante y emocionante como muchos de tus shows en otras latitudes. No voy a poder verte directamente allí, pero de todos modos, como el little monster que soy, siempre pienso en ti y en las virtudes magníficas que tienes, porque a alguien como tú hay que admirar como sea. Cada uno tiene su modo de leer el relato dentro del relato, como dices tú, Mother Monster, porque tus modos demuestran que el superpop no tiene que ser sólo envase, también puede ser el lazo para ver algo más allá, al menos para los que nos gusta mucho leer las letras e interpretarlas a nuestro atinado antojo. Quizás me quedan más cosas por decirte, pero de momento esta carta termina aquí. Bendiciones y más bendiciones a tu figura, ¡lovely Lady Gaga!

Recibe un abrazo fuerte de un little monster,

Juan Bascur Núñez.-