CAJA MALDITA: Calle 7, en los márgenes de lo insoportable (eso sí, las minits nos salvan)

Me cuesta asimilar la existencia de un programa como CALLE 7 (TVN, lunes a viernes 18:00). Cuando comenzó tenía muy poca sintonía, y las planas mayores del canal amenazaban con sacarlo de pantalla; luego mejoró sus números, después voló bajo otra vez y se reafirmó y... Les insisto, no sé cuál es la motivación de mantener esto. Bueno, tal vez sólo el deseo de quitarle rating a YINGO (Chilevisión), tratando de justificar lo que se llama la "franja juvenil", segmento que no tiene elementos más allá de la superficialidad para ofrecer; total, a estas alturas no se puede pedir que haya algo parecido al histórico Extra Jóvenes o a esos entrañables espacios de clips... Lo poco salvable de CALLE 7 corre por cuenta de las notas humanas presentadas en la sección Yo lo Viví y la presencia femenina sensual; durante las distintas temporadas del programa hemos visto desfilar a chiquillas como Laurita Prieto, Valentina Roth, Jacqueline Gaete (¿la que salía en Año 0?; sí señor), Fernanda Acevedo (me acuerdo de unos videos suyos para Terra, tan sexis que me llegaban a doler las muelas), Tamara Primus (uruguaya potona que intentó probar como cantante, presentando allí un tema llamado "Tic tac" que era un bodrio total) o Jocelyn Medina (eso sí, a Tanza Varela nunca la van a tener, le ofrezcan lo que le ofrezcan ella dirá que nones, ¡huichi pirichi!). Lo que deja a este supuesto entretenimiento transitando en los márgenes de lo insoportable, no exagero, son dos cositas: 1) las pruebas de destreza física con obstáculos y con mucha agua, calcadas que da rabia de Gladiadores Americanos, programa yankee que TVN tuvo alguna vez en su parrilla (¿se acuerdan de El Eliminador?); y 2) la voz de su anfitrión, el ex notero de Caiga Quien Caiga Jean Philippe Cretton, que cuando relata las competencias nos tortura con unos alaridos que son una indigesta mezcla entre, atención, Sergio Lagos, Fernando Solabarrieta (cosas de estar en El Canal de Chile) e Ignacio Valenzuela. El cabreo que provoca escucharlo me hace pensar que ojalá a los que torturan en Guantánamo no se les ocurra grabar los capítulos de CALLE 7 para cagarle más y más los oídos a sus prisioneros. A propósito, hace poco escuché al gran Nicolás Copano Vera opinar que tener a los muchachos de este espantajo con trajes de baño haciendo esas pruebas durante todo el año, haga frío o calor, era una tortura. También, por qué no. Si cada tarde nos venden la pomada de que acá La competencia es de verdad, yo digo que el griterío insoportable es de verdad.